Vivir unánimes

"Estas son las reglas que prescribimos para que las observéis los que vivís en el monasterio.


En primer lugar, aquello por lo que os habéis juntado en una comunidad: que viváis unánimes en una casa y tengáis na sola alma y un solo corazón para con Dios.


Y no digáis que algo os pertenece en propiedad, sino que todo lo tengáis en común.


Que vuestro prepósito  distribuya alimentos y vestidos a cada uno de vosotros, no a todos lo mismo, pues no todos tenéis la misma salud corporal, sino a cada cual según sus necesidades.


Así, en efecto, leéis en Los Hechos de los Apóstoles que "todo lo tenían en común" y a cada uno se le repartía según su necesidad.

Regla de San Agustín 1, 1 - 3