Del trabajo

El sostenimiento económico de la fraternidad resultará del aporte de los miembros, de donaciones que puedan recibirse o de los beneficios que por los oficios y trabajos propios de la casa se obtengan.

Se pondrá énfasis en mantener un régimen de vida austero, imitando la sencillez y pobreza de los primeros monjes, que hacían de lo necesario un modo de vida, evitando lo superfluo.

Los hermanos/as que participen del modo de vida semi eremítico se encargarán de sus propios gastos de manera independiente, aportando un mínimo proporcional según el número de miembros, a los costos de los servicios (Luz, agua, gas, impuestos etc.)

Los hermanos/as que participen del modo de vida cenobítico aportarán a un fondo común de manera proporcional al número de miembros, a fin de efectuar las compras necesarias para la alimentación en común, pago de los servicios de la casa y gastos de mantenimiento de los espacios comunes.

Los hermanos/as que participen del modo de vida peregrino, aportarán a su propia manutención durante los días que dure su estancia en el monasterio. Si su permanencia excediera los 15 días se le pedirá un aporte proporcional al número de miembros para los costos de los servicios.

Como dirección de la intención, la fraternidad tenderá a que los hermanos/as vivan de lo que producen en sus respectivas celdas mediante el ejercicio de diversos oficios adecuados a la vida monástica y al establecimiento de la hesiquía en el corazón.

Sin embargo se permitirá participar en nuestra fraternidad a hermanos/as que necesiten salir de la casa para efectuar sus trabajos rentados en el mundo.

Otros vivirán de sus propios oficios, efectuados en la propia celda y que serán vendidos de diferente modo, por ellos mismos o por la fraternidad (Iconografía, confección de calzado, artesanías religiosas, fabricación de dulces o licores etc.)

Quizás haya quienes puedan vivir de sus ahorros o aportes de sus familiares. En todos los casos, la fraternidad no se dedicará al enriquecimiento de sus arcas sino a organizarse económicamente en función de su objetivo hesicasta.

El manejo de los fondos comunes estará a cargo de un administrador designado por los hermanos en asamblea anual, no pudiendo recaer esta tarea en el coordinador de la casa.
Mensualmente presentará este hermano/a un informe al resto de los miembros, acerca de ingresos, egresos y saldos resultantes.



Todo lo anterior se escribe a manera de aproximación y como pauta general y se enviará al vicario correspondiente en la Diócesis de que se trate, pidiendo la evaluación canónica del texto.