Pauta general

Nace con la intención de ser ámbito propicio para el aprendizaje y fortalecimiento de la oración de Jesús como camino espiritual.

Quiere servir como semilla del hesicasmo en nuestra Iglesia católica, haciendo de nexo entre los muchos practicantes de la oración de Jesús en occidente.

Queremos imitar el espíritu y forma de vida de los primeros monjes, que combinando vida eremítica y cenobita, se concentraban en lo único necesario. (1)(Lc 10, 42)

Es así que nos agruparemos en pequeñas comunidades en las que, viviendo en oración, estudio y trabajo, podamos alimentar el deseo de Dios hasta nuestra unión definitiva con Él.

Nuestro modo de vida y organización de la jornada se articularán en torno a la práctica de la oración de Jesús.

Toda la ascética individual y del conjunto, tenderán a la purificación de aquello que perturba la paz del corazón.

La Eucaristía y comunión diaria de ser posible, sirven de soporte y alimento a la oración de Jesús, centro al cual tiende toda acción y pensamiento de los hermanos de la fraternidad.

Momentos de oración, estudio y trabajo, vividos en soledad y comunitariamente; favorecerán la adquisición de la oración ininterrumpida del corazón, medio y fin de la vida monástica.

El número mínimo necesario para iniciar una Comunidad de la oración de Jesús, será de tres miembros y el máximo sugerido entre doce y quince hermanos.

Cada comunidad contará con un coordinador, que organizará las tareas y los momentos según las especificaciones de cada casa, debiendo consultar a los hermanos para la toma de las decisiones de mayor importancia, pero liberándolos de las demás.

Cualquier persona de fe católica, que desee formar parte de la fraternidad podrá ingresar ubicándose en alguna de las formas de participación que se detallan en anexo.

Cada comunidad formada dará aviso al Obispo y al párroco de su existencia o a quién represente la Iglesia en el lugar, ofreciendo la asistencia de los integrantes en la tarea apostólica, ofreciéndose especialmente para dar retiros sobre la oración de Jesús, su aprendizaje y profundización.

Transcurrido un año desde la fundación de una casa o comunidad del Santo Nombre,  previo acuerdo de los miembros que se comprometan a continuarla, se pedirá a la autoridad eclesiástica correspondiente la aprobación como asociación privada de fieles.

Que El Señor nuestro Dios, que nos ha llamado a la vida y que en ella nos sostiene, haga fructificar y favorezca esta iniciativa para difundir la oración del Santo Nombre de Jesús, mientras se lleve a cabo según los Evangelios, y que Su misma mano la disuelva, si algún día deja de servir al crecimiento de Su cuerpo místico.