Espiritualidad

Nuestra espiritualidad estará centrada en la oración de Jesús, también conocida como la oración del corazón; vía espiritual particular, que apoyándose en la repetición de El Santo Nombre de Jesús, genera la paz estable del corazón. -Hesiquia-

La búsqueda de la humildad, aquella basada en el conocimiento de sí mismo, de la propia debilidad y miseria -metánoia- será uno de los vértices de nuestra espiritualidad, que mediante la compunción del corazón que brinda la oración continua, tiende a establecer el ánimo en la mansedumbre.

Mediante una ascética de lo necesario iremos generando el hábito de la sobriedad en todas las manifestaciones -Nepsis- liberando al cuerpo y al alma de aquellas dependencias superfluas que entorpecen la expresión de la gracia bautismal.

La castidad, la pobreza y la obediencia -pilares de la espiritualidad monástica- serán virtudes a consolidar interior y exteriormente favoreciendo el crecimiento de la pureza del corazón, terreno fértil propicio al crecimiento de la verdadera caridad.