Hemos visto como muy importante el tema del discernimiento vocacional. La necesidad de ver dentro de sí mismo y durante un tiempo de oración profunda, las motivaciones que llevan a alguien a acercarse queriendo ingresar.
El descubrimiento de motivaciones mezcladas o contradictorias no implica la ausencia de vocación, sino la necesidad de purificar el acto del alma que pide el ingreso. Para esto utilizaremos un espacio de tiempo que llamaremos de discernimiento.
Será un sector de la casa separado del resto con actividades específicas destinadas a este fin. Las actividades en común con quienes ya han ingresado a la Fraternidad serán solamente los momentos de oración en la capilla.
Quién se encuentre en discernimiento tendrá mucho contacto con quién estará encargado de ayudarlo en esta tarea. Conversaciones frecuentes y una ascesis específica, que favorezca la reflexión y el descubrimiento de la voz de Cristo que habita en el corazón de cada persona.
Es de mucho interés que quienes iniciamos esta Fraternidad no nos dejemos llevar por el afán de crecimiento numérico rápido. Hacemos esto con una mirada puesta en el futuro y más allá de nosotros mismos. La duración previsible de nuestra vida aquí nos permitirá apenas -si Dios lo quiere- sentar las bases de esta misión de difundir la oración de Jesús y de generar esta forma de vida monástica en torno a ella.
No tiene sentido abrir el ingreso rápidamente sin verdadero discernimiento, porque eso se manifiesta mas temprano o mas tarde como conflicto dentro de la misma comunidad. Gente de mucha experiencia nos lo dice y hay testimonios sobrados de ello.
Hacer las cosas bien, implica tomarse el tiempo necesario para ello.
¿Cuanto tiempo duraría este período de discernimiento y cuanto tiempo se tomará para intentar la formación de la Fraternidad?
En nuestro caso, consideramos que el tiempo de discernimiento será variable en función del proceso del que se acerca para ingresar. Quizás suceda que alguien permanezca menos tiempo y otros más tiempo en esta tarea de -separar en la conciencia- lo útil de lo que no lo es respecto de lo vocacional.
En cuanto al tiempo durante el cual intentaremos formar la Fraternidad antes de abandonar el esfuerzo, te diría que no lo hay. Así como la oración de Jesús vive en el corazón de quién la practica con asiduidad, la fraternidad del Santo Nombre vive en el corazón de quién la siente como tarea sagrada de difundir esta vía espiritual.
Si pasado mucho tiempo no prospera el armado de la Fraternidad, porque nunca se consolida en número de miembros, habrá que cambiar el nombre por "ermita del Santo Nombre" -risas- Te lo digo un poco en serio y un poco en broma.
Lo importante y decisivo será afianzar la práctica de la oración de Jesús en algunos, que estén dispuestos a compartir la experiencia con otros viviendo en fraternidad. Pienso que en pocos años eso podrá lograrse con la ayuda de Dios y si es Su voluntad.
Extraído de conversaciones acerca de la Fraternidad, personales y por mail