Prefirieron la pobreza a las posesiones, en vista de la falta de distracciones, y apreciaron una alimentación rápida más que una elaborada en contra del surgir de las pasiones, a fin de satisfacer solo las necesidades del cuerpo con alimento ocasional y fortuito.
No teniendo en cuenta los trajes confortables y cómodos, como si fueran objeto de un pensamiento de humana blandura, usaron, por el contrario, vestidos pobres y simples, a causa de las necesidades del cuerpo, juzgando contrario a la sabiduría, el dirigir la preocupación de las cosas celestes a las cosas terrestres espontáneamente disponibles incluso para los animales.
No conocían el mundo, estando fuera de las pasiones humanas; no existía entre ellos ni un vencedor ni un vencido; uno que juzgara ni uno que fuera juzgado, teniendo cada uno como juez imparcial su propia conciencia; ni uno era rico ni el otro pobre, como tampoco uno estaba deshecho por el hambre o el otro explotado por su saciedad.
Pues la liberalidad de aquellos que abundaban (en bienes), llenaba las necesidades de aquellos que carecían de los mismos; y había igualdad y paridad respecto a la voluntaria fusión de los ricos con los pobres, descartando toda diversidad...
Extraído de "Discurso ascético" de Nilo el asceta en Filocalía
